Segunda parte de este completo informe sobre las maniobras que hacen algunos cementerios privados para captar clientes sin mostrarle o informarles sobre los reglamentos internos.
La gran cantidad de consultas sobre los cementerios privados que recibió Sepa Defenderse – Organización de Servicios Jurídicos, durante el pasado mayo a propósito de la nota publicada en el periódico de aquel mes, nos hizo replantear el tema y avocarnos a una profusa y completa investigación.
La nota publicada trajo sus inmediatas consecuencias en el mundillo de los cementerios privados: Directivos de importantes predios destinados al descanso de los fallecidos se comunicaron entre ellos y con titulares de algunas cocherías zonales para hablar de la publicación de Sepa Defenderse; otro cementerio privado decidió reformular sus planes de oferta y contratación con los usuarios del servicio cobrando un único valor (muy alto por cierto) por todo el paquete fúnebre, sin letra chica y sin engaños ocultos; los usuarios afectados empezaron a juntarse con otros y entendieron que no estaban solos en su gesta de hacer valer sus derechos como usuarios fúnebres.
La noticia corrió como reguero de pólvora, por varias razones: usuarios engañados en su fe y dolor -por la pérdida de su familiar querido-, dueños de cementerios privados que conocen muy bien que las condiciones de promoción y venta de los servicios violan palmariamente la ley de los consumidores y usuarios, y por haberse publicado en la prensa un tema hasta ahora considerado «Tabú».
Las consecuencias descriptas nos obligaron a tomar medidas directas. Como Organización de Servicios Jurídicos, comenzamos un completo estudio sobre todos los reglamentos de contratación que les hacen firmar a sus clientes los cementerios privados. El estudio fue encomendado a los miembros del Instituto de Derechos de los Consumidores, cuyo dictamen final estará culminado en dos meses más.
A modo de adelanto de lo que será el informe completo del estudio de los contratos de los cementerios privados, les presentamos un resumen de las maniobras empleadas por algunos de los cementerios:
Firme aquí sin leer el contrato: Cuando llega el usuario a contratar los servicios del cementerio (con todo el dolor por la reciente pérdida del familiar querido) le muestran folletos a todo color con las mejores fotos del parque, florcitas y un sol que raja la tierra (más parecido a un complejo habitacional de Miami que un tétrico cementerio); luego le indican que el precio «…por todo» es muy accesible y que alcanza a diez o doce cuotas de alrededor de $100 por mes. Allí mismo, y cuan prestidigitador veloz, el vendedor hace aparecer sobre el escritorio la «solicitud de reserva de derecho de uso» o titulada de manera similar. Este papelito es el «letal contrato» que le hacen firmar a los usuarios del servicio. Un papel que parece inofensivo, que tiene la forma de una cartita dirigida a los dueños del cementerio privado (si usted cayó en alguno de estos servicios, vaya y busque el papel que firmó a ver si tenemos razón en lo que escribimos). Este inofensivo y a la vez letal papelucho parece no decir nada importante. Sin embargo tiene por allí un renglón que pasa desapercibido que dice: «…aceptando las disposiciones del Reglamento del Cementerio, vigentes en la actualidad y que declaro conocer…». El familiar pone su firma al final de aquel papel para darle digna sepultura al fallecido, sin siquiera saber o conocer ¿Qué es y qué dice ese «…Reglamento del Cementerio»?
Si el deudo hubiera leído ese «Reglamento del Cementerio» hubiera contado hasta un millón antes de firmarlo. Allí está justamente el engaño que sufren los usuarios de algunos cementerios privados: la falta de información a la hora de contratar los servicios fúnebres. Recordemos en este punto que la ley 24.240 establece el derecho a la información que se le debe brindar a todos los consumidores y usuarios, debiendo ser información veraz, completa y adecuada para brindar la posibilidad de elegir o no el producto o servicio.
Ahora bien, el usuario firmó aquel papelito declarando conocer el «Reglamento del Cementerio» y, lo peor, aceptando sus disposiciones. Es decir que firmó aceptando cosas que jamás supo qué eran. Una verdadera locura (engaño) a la hora de obligarse al pago de dinero durante todos los años que el fallecido descanse en paz.
Este oculto y bien escondido «Reglamento del Cementerio» que todos los usuarios deben cumplir como si fuera la ley misma, tiene varias cláusulas que perjudican al firmante (¿Qué esperaba?… ¿Qué perjudiquen al cementerio?), entre ellas se citan: la obligación al pago de expensas o tarifas «de mantenimiento» de alrededor de $400 por año, que establecen a gusto y piacere los dueños del cementerio, la obligación al pago de lápidas o mármoles que sólo ellos venden e instalan, la obligación al pago de tarifas para inhumaciones, exhumaciones, reducciones, traslados, etc., obligación de pagar por escrituras de uso de parcelas, obligación de pagar intereses usureros en caso de atrasos en los pagos, entre otros más pagos.
Creemos que el muerto descansa en paz, pero usted seguramente que no.-